El empresario barranquillero Christian Daes hizo un llamado al Gobierno Nacional para que ordene la reanudación de la producción industrial en el país al finalizar el aislamiento obligatorio este 27 de abril.

En entrevista con Atlántico en Noticias, el COO de Tecnoglass expresó que le preocupa el escenario posterior al brote del coronavirus en el país, ya que “necesitamos que la economía se mueva, sino de ¿qué vamos a vivir?”

Para el empresario, “estamos librando una guerra contra el virus” siendo inevitable que hayan heridos o muertos. Por ello se tratar de balancear los daños causados teniendo a la actividad económica como mejor aliada.”

De acuerdo con el empresario, el regreso parcial, por supuesto, tendría que ser con todas las debidas precauciones, “que toda la población  usen tapabocas y aplicar en lo posible el aislamiento social inteligente”.

Lo anterior, el empresario lo justifica basándose en el nivel de mortandad de Colombia a causa del virus en comparación con otros países como Estados Unidos y España, considerándolo bajo.

Christian Daes es consciente del grado de afectación de la pandemia, especialmente en familias menos favorecidas. Por ello, este jueves 16, viernes 17 y sábado 18 de abril hará entrega del tercer mercado de ayuda para comunidades vulnerables en medio de la crisis producida por el coronavirus.

A través de la Fundación Tecnoglass, se hará llegar en esta ocasión a los barrios cercanos a la empresa (Siape, Las Flores y el corregimiento La Playa), productos alimenticios además de yuca, patilla y ñame, que se han ido repartiendo desde hace algunos días.

Precisamente, el empresario informó a través de su cuenta de Twitter que hace poco recibió un camión lleno de estos productos donados por la compañía Rosdel S.A.S.

En la misma entrevista para Atlántico en Noticias Daes comentó: “Queremos que estos barrios que hemos apadrinado salgan lo menos dañado posible de esta situación, que sientan que tienen una empresa solidaria en el vecindario y esperamos continuar la otra semana con la cuarta entrega”.

Y es que los beneficiados con los mercaditos no son solamente los habitantes de los barrios mencionados sino también los campesinos atlanticenses a quienes recurre el filántropo para comprarles la cosecha que más tarde dona.

El empresario añadió que “la vida es un equilibrio y no podemos dejar que el país baje los brazos. No podemos permitir que lo que no haga el virus con la enfermedad lo haga con el hambre”.